III PARTE
3. Motivaciones relacionadas con sentimientos perversos
Los personajes también pueden ser empujados a actuar por motivaciones perversas o equivocadas.
El odio, el orgullo, la avaricia, la venganza, los celos… también sirven para poner en marcha a un personaje y pueden ser el motivo que se oculte detrás de sus actos.
Estos sentimientos casi siempre serán la motivación de un antagonista. Pero también pueden serlo de un héroe.
Las motivaciones perversas nos descubren dos cosas:
Que los villanos también tienen que tener un motivo para actuar. ¿Qué les impulsa a oponerse al protagonista? Si no hay una razón, carecerán de verosimilitud.
Que las motivaciones perversas también pueden animar a los protagonistas. La diferencia es que aunque tu personaje actué por odio, al final acabará consiguiendo hacer el bien.
Motivaciones negativas
Miedo a la muerte
Todo un clásico.
Casi siempre se relaciona con la motivación relacionada con el deseo de supervivencia.
Tu protagonista no desea morir y tratará de zafarse de una situación que lo amenazó de muerte.
También puede ser el sentimiento que se esconde tras una novela de corte psicológico.
Vergüenza
Haber sufrido una humillación o sentir vergüenza por algo puede ser el motivo que alienta tras los actos de un personaje. Puede desear olvidarla, remediar, ocultarla, vengarla o hacérsela sufrir a un inocente.
¿Qué hará en cada uno de los casos?
Dolor
Todos tratamos de librarnos del dolor.
El temor a la azotaina de su madre por haber roto un jarrón puede llevar a un niño travieso a huir de su casa.
Pero no tiene porqué tratarse de un dolor físico, puede también ser un dolor de tipo psicológico o sentimental.
Rechazo
El ser humano necesita y busca un sentimiento de pertenencia. Pertenecer a una familia, a un grupo de amigos, a una tribu urbana, a un pueblo…
Cuando ese sentimiento se ve frustrado o amenazado tratará de evitarlo o remediarlo. Por tanto, el rechazo es una excelente motivación para impulsar los actos de tu personaje.
Cómo es obvio, los buenos personajes no actúan empujados por una única motivación.
Aunque suele haber una motivación principal claramente reconocible, cada hecho concreto que realiza el personaje puede tener una motivación distinta.
Además, las distintas motivaciones se relacionan entre sí: lealtad con obediencia, humillación con venganza, rechazo con insatisfacción, etc.
Cuando escribas, analiza bien qué va a motivar a tu personaje a actuar como lo hace. Y si no hay una motivación, no pares hasta dar con una que concuerde con el acto que va a cometer, pero también con el carácter que el personaje tiene.
Si lo haces, verás cómo tu historia mejora enteros.
Bien, este a sido nuestro último post sobre las motivaciones de los personajes; esperamos que lo hayas disfrutado y que te sirvan para tus próximas historia.